Sábado 28 de enero de 2012 - 08:40 am
RALPH ZAPATA
Corresponsal de El Comercio
- Más de 250 inmigrantes abandonados en Madre de Dios impedidos de ingresar a Brasil. Las autoridades temen que se presente una emergencia sanitaria
Lejos de casa, sin saber por qué no puede cruzar la frontera hacia Brasil, Rony Calixte suelta una frase irónica: “Oh, el fútbol, claro que me gusta. Soy hincha de Brasil, de esa gente que no me deja entrar a su país”. Rony, de 22 años, permanece varado en Iñapari, en Madre de Dios, sin poder llegar a la tierra prometida, al igual que 283 de sus compatriotas, dos de ellos menores de edad. Hace unas semanas, el gobierno de Dilma Rousseff les cerró el paso para frenar la ola de inmigrantes caribeños que se desató luego del terremoto de enero del 2010.

(Foto: Leslie Searles / El Comercio)
Ya son más de quince días de incertidumbre y la preocupación se nota en la cara de las autoridades de Iñapari. La policía teme que los inmigrantes puedan ser captados por las mafias del narcotráfico que pululan por la zona. “Tememos que los narcos los empiecen a usar como mochileros, como pasantes de droga. Esta es zona de ‘mochileo’ hacia Brasil y Bolivia”, cuenta un agente.
Iñapari es un pueblito fronterizo ubicado a cuatro horas de Puerto Maldonado. Tiene 2.800 habitantes que por estos días parecen estar escondidos. Su Plaza de Armas, sus calles y sus tiendas han sido invadidas por los haitianos que preguntan insistentemente: “¿Tú crees que nos dejen pasar a Brasil?”.