Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/columna-349507-ananse-y-el-mes-de-herencia-africana
Por: Jaime Arocha
- Como doña Francisca hizo una complicada maroma para alcanzarme el
agua que le había pedido, tuve que preguntarle cómo era que
tranquilamente dejaba que una araña tejiera su tela justamente sobre la
nevera de su tienda.
Cuando me dijo: “No es una araña, sino Ananse”, comprendí el por qué
de los privilegios otorgados, y me regocijé de que ahí en el Plan
de Raspadura aún sobreviviera el culto al héroe ancestral de quienes
hablan idiomas de la familia lingüística akán de Ghana y Costa de
Marfil. De ellos, los ashanti o asande comenzaron a llegar a la cuenca
del río San Juan quizás desde 1640, provenientes de Jamaica y otras
islas del Caribe, por la vía del río Citará, muchos de ellos y ellas
como parte del contrabando inglés que los españoles castigaron a lo
largo del siglo XVIII, prohibiendo el comercio por ese río, el cual de
ahí en adelante se llamó Atrato, el río sin trato.
Hacia el futuro
habrá que averiguar si en esa región minera abuelas y maestras aún
hacen como sus contrapartes de San Andrés, Providencia y Santa Catalina,
o de las islas Caimán, Barbados y Surinam: narrarles a niños y niñas
los cuentos sobre los trucos a los cuales apela ese ser astuto para
vencer a tío Tigre o a otros enemigos más poderosos. Una fuente de
optimismo es que los culimochos de la región de Iscuandé (Nariño) sigan
usando la palabra Anancio para referirse a ese bromista legendario. Este
hecho es significativo porque ese pueblo se autoidentifica como de
cultura afro, pero descendiente de navegantes vascos, quienes
supuestamente antecedieron a Colón en su llegada a las Américas. Además
de embaucador, a Ananse o Anancy lo reconocen como el Prometeo de
africanos y afrodescendientes, con la particularidad de que, además de
haberles legado el fuego a los humanos, les dio su sabiduría. El próximo
9 de junio ciudades
como Kingston (Jamaica), Orlando y Fort Lauderdale, en la Florida, y
Washington se unirán para celebrar el Festival de Anancy 2012.
Considerando
que el Ministerio de Cultura declaró a mayo como el Mes de la Herencia
Africana, me pareció indispensable hacer un llamado para que esa entidad
impulse políticas que salvaguarden la mitología de un ser con el cual
miles de nenas y nenes del Afropacífico han sido ombligados, es decir
ungidos con sustancias preparadas a partir de la tela de Ananse. A lo
largo de los años de esclavización, padres y madres aspiraban a que
mediante ese rito los ombligados de Ananse adquirieran su valor y
astucia para alcanzar la libertad. Hoy sí que son indispensables esas
cualidades para enfrentar las dificultades que deletreó el Encuentro
Nacional de Consejos Comunitarios y Organizaciones Étnicas de
Comunidades Afros en Colombia, reunido entre el 17 y el 21 de noviembre
en Bogotá. La más grave quizás sea la “(…) situación de emergencia
humanitaria para comunidades (…) que han liderado procesos de denuncia y
exigencia de derechos frente a graves violaciones de derechos humanos e
infracciones al derecho internacional
humanitario (…), por agentes estatales en connivencia con grupos
paramilitares y neoparamilitares, así como por grupos insurgentes, con
especial afectación en las mujeres, la niñez y la juventud, e impactos
en las formas organizativas propias y ancestrales”.
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