sábado, 2 de julio de 2011

A PROPÓSITO DE LOS “ANÁLISIS DE COYUNTURA” DE JHON ANTÓN Y LAS AFRO-REPARACIONES.

A PROPÓSITO DE LOS “ANÁLISIS DE COYUNTURA” DE JHON ANTÓN Y LAS AFRO-REPARACIONES.

Por: José Eulícer Mosquera Rentería.

En sus últimos “Análisis de Coyuntura” el compañero John Antón Sánchez, al tiempo que insiste en su pretensión de justificar la maniquea “Cumbre de Afrodescendientes” a realizarse en Honduras, plantea que las luchas de los pueblos afrodescendientes han recorrido las siguientes fases: 1. lucha por la libertad, siglos XVI al XVIII. 2. lucha por la igualdad y la independencia nacional, siglo XIX. 3. lucha por la ciudadanía y los derechos humanos, siglo XX. 4. lucha contra la pobreza, la desigualdad y la exclusión, y por “un modelo de desarrollo alternativo a los modelos capitalistas y seudo socialistas”, y que todo esto debe conducir a “nuestra misión ideológica central: las reparaciones”, considerándolas el objetivo final o fin último.

Me parece muy bueno que el compañero John Antón haya puesto sobre la mesa de debate estos temas tan importantes en la vida y la historia de la africanía, ya que su adecuada discusión puede conducir a avances igualmente importantes en la construcción de ideología propia y al establecimiento de criterios unificadores que fundamenten las luchas de los movimientos sociales por la redención definitiva de nuestros pueblos.

Entrando en materia, considero inconveniente separar tan mecánica y tajantemente estos cuatro objetivos, momentos y/o propósitos de la lucha afrodiaspórica, o al menos hay que a hacer necesarias precisiones, ya que históricamente han marchado juntos complementándose como partes de la lucha contra todo un sistema opresivo, y como lo han demostrado brillantes estudiosos de la política y las ciencias sociales, la lucha por conquistar y defender la libertad y la justicia debe ser permanente, de lo contrario se corre el riesgo de retroceder en las conquistas históricas y de caer bajo la férula de la ignominia. Realidad que ha quedado demostrada con la crisis y desaparición de los otrora países socialistas de Europa oriental, donde una camarilla de corrompidos terminaron abusando de la confianza que habían depositado en ellos sus pueblos, reduciendo a su más mínima expresión las libertades ciudadanas y la participación democrática, intensificando la represión y poniendo a esos países de retorno al capitalismo en la medida que se habían apropiado de ingentes recursos y habían consolidado sus alianzas con los magnates del mundo capitalista, sumiendo finalmente a la mayoría de esos pueblos en la pobreza y la miseria, después de haber disfrutado de los más altos niveles y calidades de vida del mundo.

Lo que ocurre es que en cada fase o etapa de la historia la lucha alrededor de estos temas toma unas características concretas. Hoy la Organización de Naciones Unidas reconoce que existen en el mundo nuevas formas de esclavitud sobre millones de seres humanos, en especial sobre pueblos y comunidades africanas y afrodescendientes, situaciones que habían previsto Marx y Engel en varias de sus obras. El confinamiento, las violaciones de toda índole, la usurpación de sus territorios y otros bienes, y la superexplotación a que son sometidas hoy muchas comunidades afrocolombianas por diferentes empresas y grupos legales e ilegales, manteniéndolas en extrema pobreza, aprovechándose de la desprotección en que las ha mantenido el Estado, se pueden clasificar dentro de estas nuevas formas de prácticas esclavistas. Todo lo cual evidencia que con el pueblo y las comunidades afrocolombianas no se ha cumplido el principio constitucional y jurídico de “igualdad ante la ley”, porque nunca han sido tratadas en condiciones de igualdad en relación con los demás segmentos poblacionales, y en esta medida también su ejercicio de la ciudadanía ha estado sumamente restringida. Precisamente la Ley 70 de 1993 propende es por la superación de estas inequidades sociales e injusticias históricas para con estas comunidades.

Así como los extraordinarios ideólogos de los pueblos del mundo Carlos Marx y Federico Engels demostraron, que los proletarios no podrían liberarse de la esclavitud capitalista en la medida que no participaran en la lucha general de la humanidad por las transformaciones sociales estructurales orientadas a abolir todo tipo de esclavitud, los pueblos africanos y afrodescendientes, como parte especial de ese proletariado, tampoco lograran su redención definitiva sin articular sus luchas por esos necesarios cambios estructurales con la de los demás pueblos y sectores democráticos y progresistas, manteniendo en alto la solidaridad clasista. Así como nuestros abuelos y abuelas cimarrones/as y patriotas para poder destruir la esclavitud carcelaria colonialista en todas las Américas, en el siglo XIX asumieron la ideología liberal como la ideología revolucionaria de la época, a través de la cual se instauró el sistema capitalismo en Europa y el mundo, hoy a nuestros pueblos no les queda otro camino que el marcado por la ideología del socialismo científico, el único antídoto existente hasta la fecha contra el inhumano sistema capitalista.

Precisamente, tanto Toussaint L´ouverture, como Alexandre Petión le dieron a Haití constituciones liberales porque ellos se habían abrevado en las ideas de los derechos del hombre y del enciclopedismo francés, gestores de esas ideas liberales. Así mismo el patriota José Prudencio Padilla al regresar de Europa a Cartagena en pleno proceso de “independencia”, lo primero que hizo fue publicar y difundir dichas ideas, al igual que había hecho Antonio Nariño, porque ellos se dieron cuenta que sin una ideología no se contaba con brújula para navegar en tan tormentosos océanos de las luchas clasistas y patrióticas, y por tanto, no se iría lejos.

Lo anterior es muy importante tenerlo en cuenta además, porque hay que ser muy testarudo, abyecto y sumiso para después de más de 500 años de opresión capitalista, colonialista y neocolonialista, continuar creyendo que es bajo la ideología liberal y dicho sistema que se van a redimir a nuestros pueblos, pues ellos ya hace mucho rato cumplieron su papel histórico revolucionario, y las prolongadas crisis de los países bajo el capitalismo están indicando que este sistema se ha convertido en traba para las más importantes soluciones sociales que está demandando la humanidad. Sin embargo, llama la atención que John Antón plantee que hay que luchar por “un modelo de desarrollo alternativo a los modelos capitalistas y seudo socialistas”, pero no diga cual sería ese modelo alternativo, y sería muy bueno que lo dijera porque esto es lo esencial hoy, dado que no se puede andar luchando sin saber hacia adonde se va, es decir, como rebeldes sin causa a la vista.

Digo lo anterior porque cuando John Antón habla de “modelos seudo socialistas”, da a entender que él ya tiene una propuesta teórica de un nuevo sistema socioeconómico o de un verdadero socialismo. Pero a la vez con su planteamiento minimiza las experiencias de construcción socialista vividas en Europa, y que se están viviendo en Cuba, Bolivia y Venezuela, y al respecto creo que una persona que esté por verdaderos cambios estructurales a favor de su pueblo o sociedad debe ser cuidadosa y respetuosa de los esfuerzos que vienen realizando otras personas, organizaciones o grupos sociales por lograr transformaciones a favor de sus pueblos, mucho más cuando la persona no ha tenido esa praxis a ningún nivel, y solo se ha limitado a lanzar conceptos ambiguos y sin conexión a una elaboración ideoteórica integral, coherente y transformadora. Los hechos están demostrando que a la humanidad no le queda otro camino diferente al socialismo para superar sus gigantescos problemas, y para ello se tendrá que partir de las experiencias, positivas y negativas, de las construcciones socialistas que se han dado.

Pero vuelve y sorprende John Antón en su último artículo con un planteamiento ecléctico y pragmático, propio de los oportunistas, cuando afirma que los movimientos sociales afrodescendientes no deben estar ni con la derecha que los invisibiliza o no los tiene en cuenta, ni con la izquierda que los utiliza, sino aprovechar las oportunidades que ofrezcan los poderosos o quienes tengan el poder para salir avante. Al respecto no puedo entender como es que se puede estar trabajando seriamente por cambios estructurales y a la vez andar de gancho con unas derecha y ultraderecha que se oponen rotundamente a esos cambios, que caricaturizan a la democracia, y al contrario son capaces hasta de eliminar físicamente a quienes con seriedad y decisión enarbolen esas opciones de cambios estructurales. Tenemos que estar es con quienes representen opciones consecuentes de cambios estructurales incluyentes y orientados a instaurar una verdadera justicia social, es decir, con la izquierda y las demás fuerzas democráticas y progresistas del país y del mundo, manteniendo siempre en alto la bandera de la solidaridad clasista con las luchas de los demás pueblos del mundo, si es que aspiramos a que recíprocamente ellos también en su debido momento la pongan en practica con nosotros. Lo que pasa es que nosotros tenemos que sentirnos y actuar como constructores de esas izquierda y fuerzas democráticas y progresista, teniendo claro que ningún movimiento nace perfecto y que en su desenvolvimiento se producirán fallas, errores, traiciones, corrupciones y defecciones, porque se trata de agrupaciones de seres humanos sometidas a fuertes presiones del adversario de clase y de ideología, y que además todos somos producto de los mismos sistemas educativos y las mismas dinámicas sociales desencadenadas por las sociedades que pretendemos transformar, y que en este aspecto lo importante es que las organizaciones impulsoras del cambio se doten de reglamentaciones y mecanismos de prevención y depuración permanentes, y como se trata de construir y poner en práctica una nueva propuesta de sociedad, tenemos también que ir construyendo esas nuevas personas que demanda la nueva sociedad, reeducándonos entre todos en forma retroalimentativa para el nuevo tipo de relacionamiento y de convivencia respetuosa, y multiplicando estas nuevas concepciones y conductas, sobre todo con el ejemplo. No podemos continuar esperando que sean otros quienes funden y creen las estructuras organizativas, y dirijan el desarrollo de los procesos transformadores, ubicándonos nosotros en papeles pasivos y únicamente subalternos, sino hacernos partícipes del protagonismo de ellos y de su perfeccionamiento, como representantes de uno de los sectores sociales más urgidos de los mismos.

En síntesis, seguir lo propuesto por John Antón sería tanto como retroceder a los años cincuenta, cuando Nkrumah, Lumumba y Fanon demostraron a Sengor y demás adalides de la "negritud", que el discurso “negrista” sin cargarlo de contenido político y clasista, era hueco, vacío y más bien confusionista, y que al final favorecía los intereses de los opresores históricos, en tanto conduce al conformismo de las masas y al aplazamiento indefinido de las necesarias transformaciones sociales. Esto lo reiteró muchas veces nuestro Kunta Kinte chocoano, y quien haya visto el video de la valiente líder afrocolombiana recientemente asesinada en Medellín, Ana Fabricia Córdoba, que han difundido ampliamente por la TV e Internet, en él esta mujer campesina a quien este sistema no le dio la oportunidad de visitar la academia, nos da toda una cátedra de la identidad política y clasista que deben tener los movimientos sociales.

Consecuente con su planteamiento ecléctico y pragmático, John Antón considera que las “reparaciones” son el objetivo final o fin último de los movimientos sociales afros. Pero como enseñaron Marx y Engels, ideólogos que elevaron las disciplinas sociales a categorías científicas, para entender y dar solución adecuada a las grandes problemáticas sociales estas deben analizarse a partir del sistema socioeconómico en que se encuentren inmersas y de su correspondiente fase de desarrollo, y él mismo ha dicho propender por un “sistema alternativo a los modelos capitalistas y seudo socialistas”. Por tanto uno se pregunta ¿si las reparaciones son el fin último, donde quedan los cambios estructurales? En este sentido entonces, las reparaciones hay que considerarlas objetivos tácticos de corto y mediano plazo, y el objetivo final y fin último de los movimientos afros debe ser el cambio estructural por el relevo del sistema capitalista, hacia el socialismo. Además, las reparaciones deben darse dentro de un límite de tiempo, porque de hacerse indefinidas se podría caer en otro extremo de racismo y discriminación. En otras palabras, no se concibe que los gobiernos y la Cooperación Internacional se dediquen indefinidamente a llevar ayudas y atenciones especiales solo a los afros a unas barriadas y comunidades donde conviven con otras personas igualmente pobres y socialmente marginadas. Por tanto, finalmente lo más adecuado es la transformación estructural de la sociedad hacia un sistema socioeconómico incluyente y de naturaleza profundamente social, como es el socialismo.

¿O es que todavía, después de más de cinco siglos, nos vamos a continuar haciendo la ilusión de que el sistema capitalista y sus oligarquías egoístas y criminales van a reconocer a nuestros pueblos unas reparaciones que de verdad los rediman, y que particularmente los pongan en condiciones de competir con sus sistemas empresariales nacionales y trasnacionales? No señor, el sistema capitalista por su naturaleza no permite esto, al contrario procura mantener a las mayorías en la extrema pobreza y en la miseria para poderles explotar su fuerza de trabajo como mercancía barata. De tal manera que cuando mucho los gobiernos capitalistas como reparaciones de pronto nos ofrecerán unos millones de dólares y una maquinaria y equipo que de inmediato quedarían obsoletos, de tal forma que al final “el remedio salga más malo que la enfermedad”, pero que ellos logren su objetivo de convertirlos en victimarios de si mismos, supuestamente al demostrar su incapacidad para generar un desarrollo propio y de resolver sus problemas por si mismos, como ocurrió con los afroestadounidenses que a mediados del siglo pasado el gobierno USA y algunos empresarios les dieron unas migajas como reparaciones, pero que al final por la forma como fueron entregadas, se convirtieron en una trampa porque terminaron provocando peleas intestinas, dispersando al movimiento social afroestadounidense y con muchos líderes en la cárcel acusados de robo y malos manejos de esos exiguos recursos. Y a qui en Colombia, Honduras y otros países de las Américas también se vienen dando casos similares, porque además no podemos perder de vista que hemos sido educados en el individualismo eurocéntrico y capitalista y observando los malos ejemplos de unas clases gobernantes egoístas y corruptas.

Al compañero John Antón y a los demás de su línea quiero recordarles que el gran José Martí nos enseñó que una persona verdaderamente comprometida con su pueblo o sociedad, no anda buscando como acomodarse del lado de quien le ofrezca las mejores comodidades personales, sino del lado de la razón, es decir de los suyos, sin importar los sacrificios. En este sentido considero que desde los movimientos sociales afros, siendo consecuentes con nuestra causa, hay que ser más respetuosos y considerados al referirnos a la izquierda, y dejar de estarse dedicando a fustigarla y a lanzar agua sucia contra ella, antes que hacerle criticas constructivas, como si hicieran parte de nuestros peores enemigos, porque con ello terminamos haciéndole el juego a las clases dominantes e imperialistas, ya que en realidad es la izquierda quien con entereza viene luchando por la redención de los pueblos, al costo de muchos sacrificios personales y hasta de las vidas de muchos de sus militantes. Un ejemplo elocuente son los miles de militantes de la izquierda asesinados por las oligarquías colombianas y sus cuerpos militares, policivos y paramilitares. El Sufragio Universal, el cooperativismo y todas las grandes conquistas sociales y laborales que hasta hoy han disfrutado los pueblos del mundo, se han dado gracias a las luchas lideradas por las fuerzas de izquierda, que inclusive han enviado buena parte de su militancia a diferentes partes del mundo a participar en las acciones liberadoras de los pueblos que han necesitado la solidaridad clasista e internacionalista, sin importar los riesgos. De allí que constituya no solo un absurdo, sino también una infamia andar ubicando a la izquierda en el mismo plano de los opresores de nuestros pueblos.

Particularmente es mucho lo que los afros han logrado en Cuba y en Venezuela en el corto tiempo de construcción socialista. Y desde luego que en esos países hermanos queda mucho por hacer alrededor de esta problemática porque las secuelas del racismo y las discriminaciones de tantos siglos de colonialismo y neocolonialismo, más las reproducciones que hace de ellos permanentemente el sistema capitalista mundial, no se desmontan tan fácil, es una lucha hacia afuera y hacia adentro, tanto en la sociedad en su conjunto, como al interior de las organizaciones sociales, así estén integradas por afros. Y como reconocen el camarada Fidel, el Gobierno Cubano y un significativo número de científicos sociales afrocubanos, las taras racistas y discriminatorias persisten en el país por que todos se equivocaron creyendo que bastaba con desencadenar los procesos de construcción socialista para que se superaran estas y todas las demás taras sociales, habiendo abandonado los procesos sociales de recuperación y revaloración étnico-identitarios, por lo cual han establecido como tarea urgente concertar con las comunidades afrocubanas y sus representantes directos las formas y los contenidos de los procesos a desencadenar para superar esta problemática en el más corto tiempo posible. Y en ello radica una de las diferencias diametrales entre el capitalismo y el socialismo, dado que mientras bajo el primero el racismo y las discriminaciones étnicas, raciales y de genero hacen parte de su naturaleza, por lo cual se encuentra una tenaz resistencia para su superación, y al contrario, el sistema permanentemente los reproduce, la naturaleza del segundo es ajena a estas teorías y practicas, y existe total disposición a superarlas en el momento que se detecten.

En general la izquierda de las Américas, incluida la mayoría de los militantes afros e indígenas, hasta mediados de los años de 1.980 tenía la concepción de que la lucha era de clase y por tanto era suficiente lograr el poder e instaurar el socialismo para redignificar a los pueblos y se resolvieran todas las taras sociales, incluyendo el racismo y las diferentes discriminaciones. Pero el tiempo, el desarrollo de los procesos de construcción socialista y otros procesos sociales mundiales, enseñaron que desmontar esas secuelas de siglos de colonialismo y neocolonialismo exigían desencadenar unos procesos especiales y concretos. Agraciadamente hoy existen movimientos sociales afros e indígenas en todas partes del mundo, como garantía de que este error no se volverá cometer.

En el caso del Gobierno Socialista de la hermana República Bolivariana de Venezuela, en lo que respecta a las poblaciones afrovenezolana y aborigen, ningún otro gobierno en América ha hecho tanto para liquidar el racismo, las diferentes formas de discriminación y los obstáculos para la movilidad social de sus integrantes, haciéndolas partícipes de un Plan de Desarrollo Nacional incluyente. En este sentido, a estas comunidades se les ha facilitado la adquisición de grandes extensiones de tierras de alta productividad donde se viene apoyando el desarrollo de importantes agroindustrias e industrias comunitarias, asociativas y solidarias, se vienen desarrollando importantes programas de rescate y promoción de las culturas aborígenes y afrovenezolana, como parte importantísima de la revolución cultural socialista venezolana, recuperando las raíces populares, históricas y nacionales históricamente apabulladas por el colonialismo y el neocolonialismo eurocéntricos. Durante el gobierno de Chávez aproximadamente el 30% de los ministros/as, viceministros/as, embajadores/as, gobernadores, alcaldes, parlamentarios/as, gerentes y jefes de institutos descentralizados son afrovenezolanos/as, aproximadamente un 40% de la alta oficialidad de las fuerzas armadas son afrovenezolanos/as y aproximadamente el 40% de los altos cargos públicos vienen siendo ocupados por mujeres. En el Ministerio del Poder Popular para la Mujer existe una oficina especial para asuntos de la mujer afrovenezolana; en los ministerios de educación y de cultura existen comisiones especiales para la interculturalidad y la afrovenezolanidad; existe una Comisión Presidencial Contra el Racismo y otras formas de discriminación; en el Ministerio de Relaciones Exteriores existe el Viceministerio para África y lo africano, a través del cual se vienen impulsando las embajadas y todo tipo de relaciones con los países africanos; en las universidades se esta impulsando la Cátedra África a nivel de pregrado, postgrado y diplomados, entre otros logros.

Por lo cual es inaceptable que John Antón diga que da lo mismo hacer un Foro de la Afrodescendencia en Venezuela, presidido por Chávez, que una Cumbre de Afrodescendientes en Honduras, presidida por Lobos, cuando además de dicha cumbre estar auspiciada, y por ende manipulada, por la USAI, en realidad este último llegó a la Presidencia de Honduras como producto de un golpe de estado pro-yanqui y se ha dedicado a perseguir y asesinar a los dirigentes populares, a masacrar a las comunidades, a destruir las conquistas democráticas y populares realizadas por el depuesto Presidente Mel Zelaya, y a arrebatarle sus tierras ancestrales a las comunidades garifunas y aborígenes para entregarlas a la explotación de las compañías trasnacionales gringas y europeas. Sinceramente, a estas alturas de la vida uno no puede andar de gancho con dios y con el diablo como los maniqueos persas, que finalmente fueron acusados de traición y castigados por el uno y por el otro, en medio de lo cual desaparecieron como grupo social. AZABACHE, junio-2011-3.

No hay comentarios:

Publicar un comentario