Fuente: http://www.proceso.com.mx/?p=316479
Por: Marcelo Raimon
Revista Proceso, 8 de agosto de 2012
En la administración de Barack Obama –primer presidente negro de
Estados Unidos– los afroestadunidenses padecieron el mayor índice de
desempleo desde que en 2008 estalló la crisis económica en ese país y su
riqueza familiar se redujo más de la mitad en el último lustro. Si bien
hay factores históricos y estructurales que explican el fenómeno
–especialmente el racismo–, los analistas especulan sobre los efectos
que ello tendrá en las elecciones presidenciales de noviembre próximo…
WASHINGTON
(Proceso).- En silencio, como muchas de las noticias que la afectan, la
población negra de Estados Unidos padeció durante el mandato de Barack
Obama el máximo índice de desempleo en la historia contemporánea. Pero
según las encuestas volverá a votar por él en las próximas elecciones.
No
la une tanto la simpatía por Obama como el horror de que el republicano
Mitt Romney llegue a la Casa Blanca y aplique más recortes a los
servicios sociales y de salud.
Por eso no sorprende que pese al
desempleo, la violencia y las frustraciones políticas, la mayoría de las
encuestas señalen que por lo menos 80% de los estadunidenses negros
votarán por Obama, quien alcanzó un abrumador 95% de esos sufragios en
noviembre de 2008, cuando ganó la presidencia.
“Estoy preocupado
por las elecciones, por la posibilidad de que Obama no sea reelecto”,
dice Julian Bond, expresidente de la poderosa Asociación Nacional para
el Progreso de la Gente de Color (NAACP, por sus siglas en inglés).
Proceso
entrevista a Bond –una de las últimas leyendas vivas de la lucha por
los derechos civiles de Estados Unidos– durante una pausa del documental
que sobre su vida realiza el cineasta argentino Eduardo Montes Bradley.
El
eventual triunfo de Romney sería “increíblemente malo no sólo para la
población de Estados Unidos, sino también para la del resto de los
países” debido a que su visión del mundo es “sumamente sesgada de la
realidad”.
“Me aterroriza –añade– que esa gente (del Partido
Republicano) tenga el timón en sus manos; no puedo imaginarme que eso
suceda, aunque –concede– cosas más extrañas han ocurrido” en la historia
de este país.
Según este discípulo de Martin Luther King, Romney
“no tiene convicciones”. Es, dice, “una herramienta de los sectores más
extremistas de su partido. Cualquier cosa que ellos digan, él está de
acuerdo y hará cualquier cosa que esos grupos le indiquen… Claro, si
llega a ser presidente”.
Segregación
El
miedo a un gobierno ultraconservador a partir del año próximo
efectivamente alcanza a la mayoría de los afroestadunidenses, quienes
celebraron en enero de 2009 la llegada al poder del “primer presidente
negro” de la historia del país.
En aquel mes el índice de
desempleo entre los trabajadores negros era de 12.6% (7.6% general y
6.9% para los blancos). En junio de este año, con la carrera hacia las
elecciones a todo vapor, esa tasa subió hasta 14.4%, con un desempleo
general de 8.2% y de 7.4% para los blancos.
Peor aún, en agosto
del año pasado el índice de desempleo entre los afroestadunidenses
alcanzó 16.7%, la tasa más alta desde 1984. Las mujeres de raza negra
sufrieron ese mes una desocupación de 14.5%, mientras que los varones
fueron afectados por un demoledor 19.1%, según reporte del Departamento
del Trabajo (DOL, por sus siglas en inglés).
Con base en los
números oficiales el índice de desocupación decreció durante 2011 para
los blancos y los latinos, pero no para los negros, quienes cerraron ese
año con 15.8%.
¿Cuál es la verdadera responsabilidad de Obama en la preocupante situación económica de los estadunidenses negros?
Un
análisis del Instituto de Política Económica, elaborado por el experto
Algernon Austin, recuerda que la tasa de desocupación para los negros se
ubicó por encima de 10% prácticamente durante los últimos 50 años.
Un
informe especial del DOL, difundido en febrero pasado, señala algunas
de las razones por las cuales los trabajadores negros sufren tasas de
desempleo de aproximadamente el doble que los blancos. Y en general
están relacionadas con el racismo.
El informe –La fuerza de
trabajo afroamericana durante la recuperación– destaca que el año pasado
cerca de 20% de los trabajadores negros fueron empleados por gobiernos
locales o estatales o en dependencias del gobierno federal, comparado
con 14.2% de los blancos y 10.4% de los hispanos. El informe interpreta
que ello es consecuencia de las políticas de “acción afirmativa” que en
las últimas décadas intentan paliar los efectos de la segregación
racial.
A ello se agrega otro factor: los negros tienen niveles educativos mucho más bajos que los blancos.
Otro
ejemplo de la disfuncionalidad del empleo en los afroestadunidenses:
las mujeres representan más de la mitad de la población negra con empleo
(53.8%), aunque ganan menos que los varones.
Atados en su mayoría
a empleos gubernamentales, con niveles menores de educación y con poca
presencia en los sectores más dinámicos de la economía, los trabajadores
negros fueron golpeados “de manera particularmente dura” durante la
recesión que comenzó en 2008, señala el informe del DOL.
“Una vez
desempleados –dice el reporte–, a los afroamericanos se les hace más
difícil conseguir trabajo y permanecen desocupados durante periodos más
largos.”
Un informe preparado por el Pew Research Center (PRC) y
difundido en julio del año pasado mostró que la crisis financiera y la
explosión de la burbuja inmobiliaria dañaron especialmente a los negros,
quienes junto con los hispanos son habitualmente más vulnerables a las
maniobras de especulación y al engaño bancario.
El informe del PRC
indica que la riqueza de los estadunidenses de raza negra se achicó 53%
entre 2005 y 2009. La riqueza de las familias de raza blanca se redujo
sólo 16%. Las más desafortunadas fueron las familias hispanas: perdieron
66% de su riqueza en ese mismo periodo.
Esas pérdidas, en todo
caso, se acomodaron dentro de la tendencia histórica que separa
brutalmente las finanzas de los blancos y las de las minorías. El mismo
reporte muestra que, en efecto, en 2009 la riqueza promedio de las
familias blancas en Estados Unidos era de 113 mil 149 dólares frente a
sólo 6 mil 325 dólares de los hispanos y 5 mil 677 dólares de los negros
(en 2005 esos números eran 134 mil 992, 18 mil 359 y 12 mil 124
dólares, respectivamente).
El voto negro
Apoyados
en estas cifras los analistas consideran que será interesante observar
el próximo noviembre la concurrencia de los negros a las urnas;
constatar qué tan altos son los niveles de entusiasmo político de
familias que en apenas un lustro vieron caer su riqueza de unos 12 mil
dólares a poco menos de 6 mil dólares.
De hecho los demócratas
están preocupados: Obama cuenta todavía con la simpatía de la gran
mayoría de los votantes de raza negra, pero está en duda cuál será el
porcentaje de concurrencia a las urnas. Una pequeña baja en ese frente
le puede costar, por ejemplo, perder en Carolina del Norte o poner en
riesgo estados importantes como Ohio y Virginia.
Romney y los
republicanos saben que no pueden contar con un apoyo importante de los
votantes negros pero están en campaña para erosionar la base de Obama.
El pasado 11 de julio, durante una convención de la NAACP en Boston, el
candidato republicano utilizó todos esos datos.
Dijo: “Si la
igualdad de oportunidades fuera un hecho consumado en Estados Unidos,
entonces una economía crónicamente mala sería mala para todos (…) Pero
es peor para los afroamericanos en casi todos los sentidos”.
Algunas
versiones que circularon en junio pasado en Washington señalaron que
los asesores de campaña de Romney pensaron en la exsecretaria de Estado
Condoleezza Rice, de raza negra, como posible compañera de fórmula de
Romney.
“Mitt Romney está comprometido a competir por el voto
afroamericano, a pesar de las desventajas”, dice a Proceso Tara Wall,
una de las voceras de la campaña republicana.
Wall añade que “a
diferencia de Obama, Romney no da ningún voto por descontado y cada
punto porcentual que podamos quitarle al presidente, cuenta”. Asegura
que “energizar nuestra base de republicanos, conservadores e
independientes de raza negra, e incluso demócratas descontentos que
están cansados de promesas rotas y políticas fracasadas, puede
significar una gran diferencia en estas elecciones”.
Sostiene que
Romney “reconoce que no ganará la mayoría de los votos afroamericanos,
pero también que el presidente Obama ya no puede contar con los grandes
márgenes que disfrutó” en 2008.
Bond admite: “No creemos que Obama
sea el mismo que vimos hace cuatro años, cuando era nuevo, fresco,
seductor, excitante”, pero “eso no quiere decir que nuestra opinión
sobre él se haya deteriorado; solamente quiere decir que ya no estamos
tan entusiasmados como en aquel momento. Y necesitamos ese entusiasmo si
queremos que gane”.
Bond pide considerar un hecho: A pesar de las
buenas intenciones del “primer presidente negro” de Estados Unidos,
éste enfrentó grandes dificultades como jefe de la Casa Blanca.
“Nunca vi a un presidente enfrentar una oposición como la que enfrenta Obama”, indica.
Explica:
“El presidente enfrenta un Congreso (dominado por los republicanos)
cuya única posición es ‘no’. Obama dice: ‘Yo quiero que el sol brille’ y
ellos dicen ‘no’. Obama dice: ‘Hagamos de éste un gran país’ y ellos
responden ‘no’. Les pide elevar el salario mínimo o equiparar los
estipendios de varones y mujeres y en todos los casos dicen que ‘no’”.
–¿Obama enfrentó todos estos años a una oposición basada no solamente en diferencias políticas sino en el prejuicio racial?
Bond no tiene dudas: “Absolutamente”, contesta.
Y
precisa: “No digo que toda esa gente sea racista, pero un gran número
de ellos lo es. Ellos ven la demografía del país cambiar, ven que ellos
mismos se están convirtiendo en una minoría y están muy asustados. Y
Obama tiene mucho que ver en eso, aunque no sea la causa”.
La
noche del 4 de noviembre de 2008, cuando ya se había declarado a Obama
vencedor de las elecciones, cientos de jóvenes se congregaron a festejar
en el parque frente a la Casa Blanca. Cerca de la medianoche algunos de
ellos regresaban a sus casas caminando por la avenida Nueva York. En el
cruce con la Calle 14 se toparon con un grupo de homeless que desde
hace años acampa allí cuando oscurece.
Embriagada por la victoria,
una joven negra se detuvo ante ellos, la mayoría también de raza negra.
Les dijo: “No se preocupen, el cambio está llegando”.
Los
homeless siguen durmiendo en esa esquina, a pocos metros de la Casa
Blanca. Su situación no parece haber cambiado, como tampoco ha cambiado
la de los millones de desempleados negros. Los especialistas señalan que
de ello no se debe culpar a Obama, sino a décadas de racismo y
segregación económica.
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