Por: Alberto Barrow
Ese caluroso día de 1921, para el cual se había previsto el arribo de
aquel mítico personaje a Almirante, provincia de Bocas del Toro, se
parecía al que se prefigura para la llegada de El Mesías tal y cual se
anuncia en el Viejo Testamento. Su viaje formaba parte de una gira de
consolidación de las bases de la Asociación Universal para la Superación
del Negro (U.N.I.A), una organización que él, Marcus Mosiah Garvey,
había fundado en Jamaica en 1914. La escena era una réplica de lo que
sucedía en todos los países y ciudades donde se presentaba, con el
agravante, en el caso de Panamá, de que Garvey había residido en Bocas
del Toro (1910), donde trabajó primero como impresor y luego como
periodista.
Los pobladores, fundamentalmente inmigrantes de Las Antillas, se
agolparon a lo largo de la vía del tren, para ver y vitorear a ese
hombre de quien tanto se había escuchado y cuyas prédicas de cara a la
redención de los africanos de la Diáspora, lanzadas desde Kingston y
Harlem, habían generado muchas expectativas. Se trataba de un hombre
vibrante y orador persuasivo nacido en un humilde hogar de Jamaica, el
17 de agosto de 1887, cuyo discurso fogoso y substantivo amenazaba con
provocar un masivo retorno de millones de descendientes de esclavos,
dispersos por el mundo, a la madre tierra: África.
Para Marcus
Garvey de lo que se trataba era de acometer las tareas empresariales
pertinentes a la preparación de un gran éxodo que inicialmente
repoblaría lo que hoy día constituye la República de Liberia, y fundar
allí un reino justo para los hombres y mujeres de piel oscura, en un
esfuerzo de auto- superación material y espiritual, para sobreponerse a
la opresión y el sometimiento que se derivó del inhumano trasiego
trasatlántico, operado cinco siglos antes.
La empresa naviera
Black Star Line, creada en el año 1919 por el ingenio y la obstinación
de Garvey, fue la punta de lanza de un gran emporio empresarial que
alcanzó una extensión envidiable, sobre todo para un entrepreneur negro
en los primeros años del siglo XX. En su entorno se aglutinaron muchos
afroamericanos y caribeños, entre ellos un número importante de
antillanos, así como su descendencia nacida en el istmo de Panamá, que
asumió una identificación plena con los postulados de ese diminuto
hombre entrado desde muy temprano en libras y con poses mesiánicas.
Edgar
Hoover, a la sazón figura emergente en el FBI, fue uno de sus más
conspicuos adversarios, y en una sucesión de tramas oscuras, aunadas a
errores en el manejo administrativo de la naviera, logró colocar a su
enemigo "de color" fuera de circulación entre 1925 y 1927.
Pero
para los seguidores de Marcus Garvey, a quienes la historia de esta
parte del mundo registra con cifras significativas, la entrega fue más
allá de las simpatías ante su discurso emancipador. Aun hoy día, pueden
ser ubicados, celosamente resguardados en viejos estantes de algunas
familias panameñas de ascendencia antillana, los Certificados de
Acciones emitidos por la Compañía Black Star Line, que fueron adquiridos
con sacrificios extremos por una primera generación que soñaba con
mejores días para los suyos en estas tierras ajenas y hostiles.
De
modo que ese día inolvidable para los garveyites, la ciudad de
Almirante se vistió con sus mejores atuendos. La prensa de la época
reportó que las actividades de la compañía frutera, principal resorte
económico de la provincia, quedaron paralizadas. Con semejante capacidad
de convocatoria puede uno tener una idea bastante aproximada de la
dimensión de ese hombre, pionero y propulsor de una propuesta quimérica:
la vuelta a África; un hombre que se pensó a sí mismo como El Mesías
Negro y a quien, para muchos, razón no le faltaba.
*Publicado
originalmente bajo el título: Marcus Garvey ¿Un Mesías Negro?, en PIEL
OSCURA PANAMA: ENSAYOS Y REFLEXIONES AL FILO DEL CENTENARIO. George
Priestley y Alberto Barrow, Editorial Universitaria "Carlos Manuel
Gasteasoro", Panamá, noviembre 2003.
Marcus Garvey (17 agosto 1887- 10 junio 1940).
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