miércoles, 15 de junio de 2011

DEL FEMENTIDO LLORIQUEO Y OTRAS FEMENTICIDADES

Réplica a: LA FEMENTIDA DEUDA SOCIAL

Por: Nicolás Ramón Contreras

A Marco Tobías Cuesta:

En un tono de capataz académico y con mucha bravuconería conceptual, afirma el señor Maro Tobías Cuesta, en un artículo del periódico Chocó 7 Días con el título “La Fementida Deuda Social”, refiriéndose a las acciones afirmativas y medidas de justicia reparativa, todas con marco legal y constitucional- desde los artículos 7, 8,11, T55 CPC y Ley 70 de 1993- lo siguiente: “La fementida deuda social de la que hace rato vienen hablando muchos afrocolombianos, sobre todo chocoanos, no existe y, además, no es cierto. La esclavitud no fue ordenada por el Estado colombiano”.

En otro aparte de esa misma columna vuelve a ratificar: “Ya es tiempo de que a los afrochocoanos se les diga la verdad y no se les siga engañando con un discurso manido y eufemístico, en el sentido de decirles que el Estado colombiano dizque tiene con nuestra etnia una deuda social por haber sido esclavos. Esta es una mentira tan grande como nuestra catedral […]

Como parece que Marcos Tobías vive en el mundo de los conejos de Alicia en el País de las Maravillas, donde la igualdad, la legalidad y la fraternidad son una abrumadora realidad de oportunidades para todos, creo que ha llegado la hora de desmentir las falacias ya no del grande de una catedral, sino de un planeta entero, que derrama sobre el indefenso papel, el columnista en cuestión, sobre todo cuando agrega en un tono tan candoroso, digno de un chiste de Sábados Felices estos planteamientos:

“No podemos olvidar que la trata de “negros” –capturados en Africa para ser esclavizados– fue ordenada por la Corona Española, no por gobierno colombiano alguno […] El artículo 1º de la justa y cristiana ley de 21 de mayo de 1851, que puso fin a la esclavitud en Colombia dice así”: […]“Desde el 1º de enero de 1852 serán libres todos los esclavos que existan en el territorio de la República. En consecuencia, desde aquella fecha gozarán de los mismos derechos y tendrán las mismas obligaciones que la Constitución y las leyes garantizan e imponen a los demás granadinos”. Es cierto Marcos Tobías, los gobiernos de Colombia no ordenaron la esclavización, pero luego de aprovechar en la gesta libertadora a nuestros ancestros, a quienes prometieron libertad, igualdad y fraternidad, estuvieron dándole vueltas al asunto, incluso en las convenciones y congresos con intención constituyente de Angostura (1819), Cúcuta (1821) y Ocaña (1828): en los primeros desacuerdos- que alimentaron la disolución de la Gran Colombia- entre los delegados de las provincias del Cauca, Antioquia, Cundinamarca, Venezuela y Ecuador, triunfaron las posiciones esclavizadoras y la prometida liberación de esclavizados quedó aplazada desde 1819 hasta 1851 (Hoyos Korbel 2002/Bruño 1964 entre otros). Las repúblicas de Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú, con sus élites señoriales no ordenaron la esclavización, pero sí la heredaron con toda y su mentalidad y sus vicios, más aún, le incumplieron a la república de Haití y a los líderes de la llamada pardocracia del almirantazgo, como Carlos Manuel Piar, Leonardo Infante y José Prudencio Padilla, a quienes fusilaron por temor al mejor desempeño militar y a las cargas poblacionales, mayoritarias entonces, de africano-descendientes, indígenas y mestizos; a unos, bajo el argumento de insubordinación y a otros, por malos comportamientos (Melo 1984/Hoyos Korbel 2006). Con el Almirante Padilla hubo un agravante, no sólo porque siendo el verdadero libertador militar de las cinco naciones con las batallas navales del Golfo de Morrosquillo (1811, 1816) y Lago de Maracaibo (1824) en las cuales es destruida la armada española de ultramar y por ende cualquier tipo de reclamo armado, en su caso, aprovechando que se opuso con argumentos estratégicos -como las amenazas navales inglesa y norteamericana- a la orden suicida de Santander y Bolívar de disolver la oficialidad naval- en manos de la pardocracia- (Romero 2002), pese a no participar en los hecho de la noche septembrina de 1827, Bolívar y Santander acuerdan asesinarlo mediante fusilamiento (Melo 1984/Romero 2002).

Hago este recorderis a Tobías, porque muertos los líderes de los reclamos de los africano- descendientes y los pardos, se cometieron auténticas tomaduras de pelos a las leyes de liberación de esclavizados, como la ley de libertad de vientres, que por no ser ratificada por los delegados de Quito, entonces muchos hacendados del Cauca, Antioquia y los alrededores, llevaban a sus esclavizadas a parir al Ecuador, para que los hijos no disfrutaran de la ley en mención. Más aún, en el articulado de esa ley que Marco Tobías llama candorosamente “justa ley cristiana”, el estado colombiano se apresuró a “pagar una deuda social a los hacendados esclavizadores indemnizándolos por la pérdida de sus esclavos” (Hoyos Korbel 2006) mientras a los recién liberados se les dejó a sus suerte, siendo que el derecho consuetudinario, que por ser costumbre no la cambia un decreto de un día para el otro, ni de una década para un siglo, los dejaba en un medio donde las oportunidades estaban entonces como ahora, determinadas por el pigmento y los marcadores biotípicos racializados. Muchos de esos recién liberados según Zapata Olivella (1999) poblaron Urabá y parte del Chocó, llevando el currulao y el insumo de la chirimía. Hasta 1957, todavía en algunas universidades públicas administradas por la iglesia católica, siguió primando una clausula de acceso a la educación de origen colonial, que restringía el ingreso a quienes tuvieran “máculas de sangre”, es decir, tuvieran los rasgos indígenas o africano-descendientes muy marcados y tuvieran manos callosas (oficios viles). Superaban esta traba, aquellos que tenían de respaldo una buena recomendación de don billete o de un jefe político – preferiblemente conservador. En muchos colegios de las dos costas los curas les recomendaban a los niños y niñas, que buscaran cónyuges con la piel más clara para mejorar la raza ¿Quién miente entonces Marco Tobías? ¿Quién es el desinformado? El 26 de mayo de este año 2011 en relación con el escándalo de los Nule, Inocencio Meléndez de indudables rasgos africano-descendientes y exfuncionario del IDU, hace la siguiente denuncia a los medios, entre ellos a la W Radio: “mientras Miguel Ángel Morales Russi ex contralor distrital de Bogotá es trasladado en un carro especial, a mí se me remite a los despachos judiciales esposado y en una remisión donde vienen varios reclusos acusados por diferentes delitos”. Entonces no es cierto, Marco Tobías, que las discriminaciones en Colombia se hayan acabado, porque si partiendo de la presunción de inocencia de toda persona antes de ser juzgada, lo cierto es que a Meléndez por su tono de piel, ya se lo condena con los malos tratos. Pese a no existir en Colombia ninguna ley que justifique el delfinato de los hijos de los presidentes y algunos presidenciables asesinados, en Colombia se legalizaron movidas administrativas para privilegiar, por ejemplo a los hijos de Uribe en el asunto de las Zonas Franca, sin que haya habido sanción alguna. Los hijos de los Pastranas, Galán, Santos, Samper, Turbay, Lleras, sin que exista ley alguna que así lo defina, vienen detentando los mejores puestos públicos del estado, sin que a Marco Tobías muy seguramente le haya levantado tanta roncha, esta roscocracia que mantiene el derecho consuetudinario, ante lo cual no se trataría de un lloriqueo, sino de reclamar la igualdad de oportunidades señaladas en la ley. Curioso que a Marco Tobías le moleste que existan leyes hoy para reparar a los descendientes de aquellos que no fueron indemnizados, cuando en 1851 se decretó la abolición de la esclavización sin más dilaciones, pese a que les tocó llevar la peor parte en la trata esclavista heredada por los descendientes de tez alba de los españoles, con todos sus prejuicios aún en lo académico, en donde muchas verdades están por decirse, por ejemplo, que al único presidente zambo de la historia de Colombia, como fue Juan José Nieto, nacido en Sibarco- Atlántico- lo eliminaron del libro de los ex presidentes de Colombia o que Bolívar y Santander cruzaban cartas en plena guerra contra España, en donde se recomendaban echar de carne de cañón a lo africano-descendientes, a indígenas y zambos, para equiparar las cargas poblacionales de las castas.
Salomón Kalmanovitz por ejemplo, en su Historia Económica de Colombia, nos comenta que detrás de la liberación de los esclavizados, no se hallaba como decía Marco Tobías, "una ley cristiana justa", sino que el neoliberalismo de la época, llamado entonces librecambio, no podía funcionar con mano de obra esclavizada sino con mano de obra asalariada, que son entre otras cosas, varios de los razonamientos tenidos en cuenta por el congreso de la época que finalmente decreta abolida la esclavitud.

Están por decirse muchas verdades que Marco encubre con sus mentiras, tal vez debido al bajo nivel o la calidad de lecturas en las que sustenta sus desaciertos en el artículo, como por ejemplo, que todas las esclavitudes fueron del mismo grado, o que las reparaciones operan lo mismo en todas partes:
Si bien los judíos padecieron muchas esclavizaciones, lo cierto es que ahora que su piel ha sido aclarada por la etapa de destierro en Europa Central, a raíz de la diáspora ordenada por el imperio romano en el año 30 de la era cristiana, el surgimiento de la rama askenazi con rasgos más europeos que los sefarditas, les ha dado un poder de reparación tan fuerte, que a John Galeano el diseñador oriundo de Gibraltar le costó el puesto y varios meses de arresto y trabajo comunitario, el haber proferido insultos antisemitas contra una pareja de judíos en un bar de Francia, país en el cual, como en el resto de la Unión Europea, donde es un delito encarcelable con multa y sanción laboral, este tipo de comportamientos racistas.
¿Ha escuchado por ejemplo, el estado colombiano las denuncias de Juan de Dios Mosquera por el racismo y las burlas de RCN o Caracol, a través de la serie A corazón Abierto, Chepe Fortuna o Sábados felices, campeón mundial del chiste racista y racialista? En Cartagena y Bogotá por ejemplo, hay discotecas en donde no se permite a personas de rasgos africano-descendientes ingresar.

Las hermanas Acosta Romero, oriundas de María La Baja Bolívar e hijas de una rectora de un colegio en Cartagena denunciaron y entutelaron a una famosa discoteca de Cartagena (QKallito Lundge) y el resultado: les tocó emigrar amenazadas a Bogotá y ahora trabajan en el Ministerio del Interior, luego de más de dos años de leguleyadas judiciales en estrados cartageneros, incluso algunos tratando de desconocer un fallo de tutela, sobre el cual la Corte Constitucional finalmente se pronuncia a favor, pero aún no reciben la reparación legal establecida por la corte. ¿Sería lo mismo si se tratara de un hijo de un expresidente o alguien de las élites de Bogotá?
No es cierto entonces eso que dice Marco Tobías, que los griegos, los romanos, los iberos y los galos fueron esclavos. Aquí vale analizar en detalle por ejemplo, que griegos y romanos, antes que estar bajo algún régimen de esclavización, fueron ellos quienes se las empiezan imponiendo a otro pueblo indoeuropeo como son los eslavones o eslavos de las Balcanes, cuyo gentilicio quedaría convertido en el nombre infamante de toda persona sometida a servidumbre forzosa por guerra o por deudas.

Son los griegos y los romanos, quienes le imponen ya no una esclavización a los iberos, galos y algunos pueblos germanos, sino un vasallaje que les permite hacer parte de las legiones y alcanzar incluso mando suficiente como para llegar a emperadores, como sucedió con Vespasiano, un emperador oriundo de Dalmacia , actual Rumania.
No es lo mismo entonces Marco Tobias, como no son lo mismo las esclavitudes primero entre naciones de un mismo continente y luego en naciones del viejo continente, todavía en una época menos intensiva del capitalismo como le sucede a la esclavización de los africanos, ya que allí operaron elementos totalmente diferentes:

1) Era la primera vez que un grupo humano con rasgos totalmente distintos al otro, iniciaba un comercio intercontinental a gran escala 2) Era la primera vez que un continente se convertía en un gran supermercado de materia prima humana esclavizada a gran escala 3) Era la primera vez que todo un movimiento de intelectuales y pseudointelectuales como el Enciclopedismo e incluso la ilustración (Kant, Hume, Voltaire, Spencer, Gobineau, Buffon, Rouseau, Diderot, etc.) y la iglesia católica, se ponían de acuerdo - hasta el día de hoy- para reescribir la historia conocida del saber y justificar una atrocidad como la esclavización africana. ¿Es eso lo mismo Marco Tobías?
No fue lo mismo la esclavización por deudas de los coolies asiáticos, que podían encontrar más fácilmente esposas en América, por ser tener el cabello lacio y la piel más clara que los africano-descendientes, en América, donde España y Europa implantaron una "dermocracia" (pigmentocracia) y una "pilocracia" (el cabello como dador de estatus social); ni mucho menos "el servicio agrícola obligatorio en las indias occidentales" impuesto por los británicos a los irlandeses, quienes al cabo de un tiempo no mayor de cinco años, eran liberados si sobrevivían a las condiciones de trabajo en el trópico y con leyes mínimas de protección, que la padecida por los africanos, para quienes había pena de muerte por el delito de fuga o rebelión (Arciniegas 1882).
Eso que para Marco Tobias son lloriqueos, o "viveza" generalizada, la cual no es tal, le ha permitido a muchas jóvenes africano-descendientes profesionalizarse, habida cuenta que el machismo occidental apropiado por los afrocolombianos, no invertía dinero en las niñas para quienes se preveía en forma temprana un marido. Eso que llamas lloriqueos, no es más que la indemnización que debió dar el estado colombiano en aquella "ley justa cristiana" que nunca lo fue, a los ofendidos y humillados por la trata esclavizadora.

Creo que es ti a quien le queda como ropa a la medida esa acepción de la palabra "fementido" cuando se refiere a: "adj. Dicho de una persona: Falta de fe y palabra." Porque tú no tienes fe en la ley que beneficia a los afrocolombianos y chocoanos, pero en cambio te atragantas candorosamente con el cuento de la historia patria de un José Hilario López Valdez, que sancionó una ley porque sus virtudes cristianas así se lo dictaron y no las necesidades de un capitalismo en etapa de revolución industrial que necesitaba mano de obra asalariada para comprar mercaderías. Tus mentiras y disparates son del tamaño de un planeta Marquitos.

Nicolás Ramón Contreras Hernádez.
CC.92.226.628 de Tolú- Sucre. Ciudadano afroabiayalense independentista de la Región Caribe en la República de Colombia.
RED INDEPENDENTISTA DEL CARIBE- OSERVATORIO INDEPENDIENTE DE MEDIOS
PD. El artículo de Marco Tobías se encuentra debajo

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