viernes, 3 de junio de 2011

“QUERÍA REENCONTRARSE CON SU MADRE EN JAPÓN”. (SOBRE ISAAC ECHINEDU)

Fuente: http://www.eluniversal.com.mx/ciudad/106425.html

Viernes 03 de junio de 2011

Isaías Pérez | El Universal
isaias.perez@eluniversal.com.mx

El nigeriano Isaac Chinedu Nwachukwu vivió entre la tragedia y los abusos. En su infancia fue raptado y vendido como esclavo en la República de Sierra Leona; en México fue detenido durante un operativo en Tepito y acusado de ser narco; dos años después fue absuelto de los cargos.


ANTECEDENTES. En 2007 arrestaron a un grupo por presunto narcotráfico, entre ellos Chinedu, a quien exoneraron (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )

El pasado 11 de mayo, Chinedu caminaba por la calle Fernando de Alva Ixtlixóchitl cuando fue agredido por elementos de la policía auxiliar, después de la golpiza murió atropellado sobre calzada de Tlalpan.

Infancia bajo la esclavitud

A la edad de seis años, contó su viuda Liduvina Castillo, Isaac fue secuestrado por la guerilla en Nigeria y vendido como esclavo en Sierra Leona, “donde lo pusieron a trabajar como ‘niño chango’; niños que los suben a los árboles para vigilar a los enemigos de la guerrilla”, narró.

Tras cuatro años de estar esclavizado, Chinedu fue libre, una organización no gubernamental internacional lo rescató de aquel centro.

A los 17 años, Chinedu huyó de su país tras la guerra civil que se desató; su barco zarpó de Sierra Leona hacia el puerto de Veracruz; en el trayecto aprendió varios idiomas.

Ya establecido en México, se trasladó al Distrito Federal en donde conoció a su esposa Liduvina Castillo; Isaac se dedicó a vender productos de bisutería en los tianguis.

Acusado de narcotráficante

El 12 de abril de 2007 Isaac fue a Tepito a liquidar una deuda con su proveedor en el Barrio Bravo. “Estuvo en el día, hora y lugar menos indicado”, narró su esposa Liduvina.

En la calle Tenochtitlán, en el número 25, Chinedu fue detenido junto con otros 23 hombres en una redada que implementó la policía capitalina en Tepito, fue presentado a los medios de comunicación y recluido en el Reclusorio Sur.

En una nota publicada por EL UNIVERSAL del viernes 13 de abril de ese año, se consignó en la nota que durante la presentación a la prensa los detenidos comenzaron a gritar que eran inocentes de los cargos que las autoridades policiacas los acusaba.

“Después siguieron dos, tres, cuatro hombres más, algunos de la tercera edad, y hasta un nigeriano de nombre Isaac Nwachukwu, de 25 años de edad hablando en español, reclamando haber sido detenidos a la fuerza y sin nada que ver con las 21 bolsas de plástico negro conteniendo mariguana, los 20 paquetes de cocaína, las 2 mil pastillas sicotrópicas y las básculas incautadas en los números 17, 25 y 27 de la calle Tenochtitlán”, redactó el reportero.

Liduvina solicitó al Ministerio Público las pruebas que lo incriminaban. “Me dijeron que le habían encontrado una báscula gramera, les pregunte que en donde traía la báscula, dijeron que la llevaba en la bolsa derecha trasera del pantalón; ese día Isaac llevaba un pantalón que no traía bolsas traseras”, relató.

El 20 de mayo de 2009 Chinedu obtuvo su libertad en el Juzgado Séptimo de Distrito de Procesos Penales en el Distrito Federal, dentro de la causa penal 48/2007-2.

“Me demuestra que nuestras autoridades siempre han sido abusivas y no se porqué siempre le tocaba a él”, lamentó Liduvina con quien el nigeriano procreó una hija.

Golpeado

Este altercado con las autoridades no ha sido el único, recordó su esposa, el 26 de octubre de 2004 Chinedu también fue agredido por tres policías capitalinos que lo bajaron de un autobús de transporte público con dirección Indios Verdes.

“Tres policías vestidos de color café lo comienzan a golpear en diferentes partes del cuerpo, lo bajan del autobús y lo suben a la patrulla CUH11 722 de la policía capitalina”, señaló la viuda del nigeriano y leyó con detalle la copia de la denuncia que Isaac levantó en contra de sus agresores.

Según se asentó en la denuncia, el nigeriano declaró que el chofer del autobús de RTP no le permitió bajar en la parada del metro Buenavista.

“El chofer ignora el timbre, el declarante se conduce a la puerta delantera para preguntarle al chofer porqué no lo bajaba, éste le respondió que ahí no había parada, que la parada se encontraba en Eje 2 o hasta Indios Verdes.

“El declarante le solicitó al chofer que parara una patrulla para que le explicará la situación, metros más adelante, el chofer al ver una patrulla se detiene y baja hablar con los policías, el chofer les da unas monedas y se dirige al declarante, y le dice ‘sabes qué, ahora si te van a dar en tu puta madre’”, dice el documento.

Tenía un sueño

Isaac Chinedu fue el menor de siete hermanos, a raíz de la guerra civil en su país su familia se dispersó en Japón, Estados Unidos y Nigeria.

Liduvina comentó que Isaac tenía un anhelo: reencontrarse con su madre que vive en Japón: “Siempre extrañó el abrazo de su mamá”; dijo que ahorraba dinero para ese día.

“Su mayor ilusión era regresar con su mamá y demostrarle que a pesar de todo él pudo hacer algo para que ella se sintiera orgullosa”, dijo.

Liduvina se muestra fuerte ante la muerte de su esposo, pero al recordar este episodio se quiebra: “No se vale, Isaac ya no sobrevivió a la tercera agresión, me lo mataron, me quedé sin esposo y mi hija sin padre, estoy sola”, lamentó.

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