Por: Nicolás Contreras
Leyendo a María Elvira Bonilla, se puede dimensionar eso que en una de mis columnas para la Red Independentista del Caribe, he llamado, la Ignorancia Ilustrada del País de Kafres, la cual fue publicada en el portal Cimarronajes, africanías y Manumisiones [http://cimarronajesss.blogspot.com/2011/04/la-ignorancia-ilustrada-y-el-pais-de.html] y tiene que ver con esa suerte de asombro pigmentario que sufre la periodista María Elvira Bonilla, cuando se asombra porque tenemos políticos corruptos, ladrones, oportunistas como los de AIS (AGRO CHANCHULLO SEGURO), las zonas francas de Tom y Jerry, las gestores narcoparamilitares o Los Nule, donde vimos un caso de racismo carcelario en la forma como trataban al compañero afro del IDU, con agresión física, verbal y esposado, en contraste con el servilismo y la melosería de los caballeros del INPEC con los detnidos del clan de mi región, conspicuos tramoyeros de la contratocracia.
María Elvira Bonilla acaba entonces de descubrir el agua tibia: la honradez y la bandidez, la honorabilidad y la contumacia, el honor y la bajeza; o la fidelidad y la traición ante las ideas de una causa, no tienen color político o biotípico. Es preciso recordarle a la señora María Elvira Bonilla, que el racismo no es en sí el quid de la cuestión, sino un sistema de plutocracia neoliberal legitimado con encuestas y una prensa complaciente que cierra filas como sistema de capitalismo salvaje, en torno a personajes como Uribe, Pastrana o Santos, de tal manera como dijera Nancy Morejón en su texto “Nación y Mestizaje en Nicolás Guillén”, el racismo y los problemas étnicos son un respiradero de la lucha de clases, los cuales a veces sirven para darle pinceladas de inclusión a grupos rejodidos por el sistema como las mujeres, mientras por debajo va dividiéndolos y cooptándolos.
Desde los tiempos de la colonia hubo en torno a las luchas que planteó el sistema colonial con sus esquemas de castas como la dermocracia (la melanina como indicador de posición social), la pilocracia (el pelo como indicador de estatus de persona) y la cuchilla del lenguaje en la educación escolar y en la consuetudinaria, eso que el maestro Rafael Pereachalá llamaba en Sincelejo la esclavización psicolingüística, la cual actúa como motivador de las reflexiones de la Bonilla, toda una maquinaria que sería llevada a un grado sumo en el Jimcroismo y en los papeles de Lynch, encaminados a lograr la degradación y el sometimiento mental de la persona esclavizada, llevándola aún hoy día, a actuar con el piloto automático de la autonegación por un lado; y del regionalismo pigmentario por otro, con miras a desconocer otras realidades del afrocolombianismo y afroamericanismo por extensión, como por ejemplo el de Cartagena, la ciudad con más población africano-descendiente en proporción, si el punto de referencia es Cali.
Pero no nos enredemos en este desconocimiento a la africanidad en el Caribe, anclado en el proyecto de mestizaje como opción ideal para llegar a ser gente y "mejorar la raza" y vayamos entonces a un punto que nos demuestra con mayor nitidez que, el asunto del pigmento en la africanidad es superado por cualquier marcador físico en sí mismo, porque desde la colonia se consolidaron dos posiciones concretas frente al sistema colonial esclavista
El cimarronaje como opción libertaria, rebelde y con un componente fuerte de cuestionamiento militar al sistema colonial a través de enclaves poblacionales (mokambos, kumbes, ladeiras, palenques, kilombos, rochelas) y el karomantismo, posición ideológica del gran oportunista representado en el africanodescendiente o africano, ejerciendo el papel de gran capataz al servicio del coloniaje, es decir, una persona africana-descendiente o africana, que perseguía a los otros africano-descendientes y africanos que se fugaban y se organizaban en resistencia cultural, económica, social y militar contra la esclavización y el coloniaje.
Con razón Franz Fanon en el Coloquio de Dakar (Zapata Olivella 1999), afirma que en ese momento de los independentismos en los años 50 y 60 en el continente madre, los jóvenes de África estaban más cercanos a Fidel Castro y la naciente nación soberana e independiente cubana, que enviaba contingentes a diversos países para contribuir con la descolonización, que por ejemplo, con el presidente Tshombe. Dijo también en ese coloquio Fanon, que si la propuesta de Sedar Senghor sobre la negritud tenía que ver con la recuperación de una historia negra había que estar con él, pero que si se trataba de plantear un pensamiento negro, el debate lo había abortado y lo seguiría abortando la historia, era tema superado.
El artículo que me comparte desde España el profesor Eugenio Nkogo y que le hice llegar al maestro Pereachalá, apunta en esa misma dirección cuando analiza el trasfondo de un coloniaje, que nunca se ha ido de muchas naciones de África, analizando el caso de Costa de Marfil con Wattara versus Gbagbo. Tampoco en esta Abiayala que habitamos y que luego del genocidio detonado por Colón pasa a llamarse América, donde la cosa no es muy distinta:
El sistema opresor es el mismo bajo las órdenes de los mismos actores que hoy poseen la mayoría de los medios informativos al sur del Río Bravo, es decir, el eje USA/OTAN, operado en nuestros lares por PRISA, PLANETA, BVA, Santander, Fenosa, Repsol YPF, a lo que ahora habría que agregar a las aplanadoras mineras de la seguridad inversionista y "la prosperidad nacional" del santimo, como Medoro Resources, Ashanti Anglo Gold y Glencore, entre otras grandes multinacionales, también grandes depredadores de recursos mineros y madereros en el Chocó y en el resto del país, sobre todo en el pueblo minero afrocolombiano de Marmatos.
Esa escena de Álvaro Uribe Vélez en uno de los tantos Concejos Comunales dedicados a la población afro en el Pacífico, ungiendo con la chequera del estado a Idalmis Minota como la nueva karomanty/Capataz del pueblo afrocolombiano en la contemporaneidad, junto a su socia Rosita Solís, al mejor estilo de los papeles de Jeffrey Lynch, no puede ser más elocuente y una burla dura contra el legado de Barule, el legendario cimarrón a quien la Minota en su portal web dice reivindicar: no podría pasar el asunto de ser un verdadero chiste cruel de lo peor. Habría que preguntarse si por el hecho de tener el pigmento y los demás marcadores biotípicos africanos, ello resuelve el problema de la coherencia ideológica al momento de plantear unas luchas.
Cuanto desearía uno no tener que decir estas cosas, cuanto no quisiera uno que nuestras luchas no estuvieran enmarcadas por las contradicciones de clase, de capitales e intereses personales, de quienes se resguardan en el árbol de la más cómoda y mejor sombra del poder, del estado y las élites de cacaos que lo gobiernan como finca personal, ejerciendo un liderazgo ya o a nombre del cimarronaje, sino en posesionados en el ejercicio de un rol de karomanties.
Pero en contrasta a ellos, la otra cara de la moneda: los que resisten desde el cimarronaje ideológico político, como el caso del PCN, Cimarrón Nacional o CNA, controvirtiendo con lupa cada punto del rimbombante acuerdo por la "Prosperidad Nacional"- sólo que de las multinacionales y sus socios los cacaos- del Gobierno Santos, donde una de las locomotoras es la depredadora y desplazadora concesión minera, que aplana y destruye la propiedad colectiva reconocida durante el gobierno Samper, poseción de la tierra de la que han venido siendo expropiadas varias organizaciones como la OCABA, mediante el recurso antiquísimo de plomo y paracos, en el primer gobierno Uribe, según lo señala el trabajo de Héctor Mondragón (2009).
Si yo estuviese equivocado y también los articulistas de la Silla Vacía, entonces no tendríamos tantas amenazas como comunidad étnica con diversidad de formas de vivir, sentir y ser propietarios en la afrocolombianidad. Si estuviera errado y calumniando, muchos de nuestros líderes en lugar de correr a viajar pidiendo TLC y enriqueciéndose a costa de lo étnico, como cualquier político de las lógicas del mestizaje hispanista, debieron en contraste nuestros fementidos conductores y conductoras políticas, haber arreciados los reclamos por la devolución sin condicionamientos de "sostenibilidad fiscal"- burladero legal en la Ley de Víctimas- de las tierras colectivas de los afrodescendientes, indígenas y Asociaciones Campesinas, hoy convertidos en parte de los más de cinco millones de desplazados.
Si yo faltara a la verdad en todo y en mucho o en poco, entonces porque aún el decreto 804 de 1995 y el decreto 1122 hoy en buena parte del territorio nacional es letra muerta. Después de todo: ¿Quién está detrás de ese Concejo Comunitario que dio el aval para la destrucción de selva chocoana a una multinacional canadiense? ¿Por qué en Colombia pasan casos como los del prisionero del IDU, o los racismos televisivos en RCN y Caracol y nada se hace, salvo una que otra vez, los reclamos casi en solitario de Juan de Dios Mosquera? Me dirán que has hecho tú, que Juan de Dios no es un santo, pero lo cierto es que hasta ahora, él y otros intelectuales nuestros, han dado la batalla sin reparo y sin descanso, como Dionisio Miranda y Emerson de Arco para evitar el desplazamiento tributario de los africano-descendientes de la Bahía de Cartagena.
Nicolás Ramón Contreras Hernández.
CC.92.226.628 de Tolú- Sucre. Ciudadano Afroabiayalense Independetista de la Región Caribe en la República de Colombia.
RED INDEPENDENTISTA DEL CARIBE- OBSERVATORIO DE MEDIOS INDEPENDIENTE.
PD. A quien quieran el artículo del maestro Nkgo, me lo solicitan por este medio. A quienes vengan con insultos, pierden su tiempo, refútenme con hechos.
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