martes, 26 de abril de 2011

CUANDO SE OPINA CON FOBIAS Y NO CON RAZONES DUELE. VENEZUELA

Por: Nicolás Contreras

CUANDO SE OPINA CON FOBIAS Y NO CON RAZONES DUELE/: Estes el debate, aunque muchos les duela y no quiera reconocerlo. Diogenes Diaz sigue investigándonos. Les mando este documento que es una sintesis de una juriprudencia del TSJ.
Date: Thu, 14 Apr 2011 20:27:43 +0000


Cuando leo a Juan Veroes en su texto “Los Negros Venezolanos no somos africanos” -y a quien le dirigí un escrito sobre el tema - se puede comprender lo que sucede cuando una persona se aferra con terquedad a conceptos basados en la fobia personal y termina por recorrer los mismos planteamientos rebatidos por la historia; y lo peor, termina reescribiendo y reafirmando conceptos tan opuestos a su lucha, como los planteados por el Kukuk Klan, Hitler, el Conde de Buffon, Gobieneau y todos los racistas y racismos que ha habido en la historia. Pensar con fobia termina a las personas poniéndolas a escupir para arriba en un ascensor.

Palabras más, palabras menos, Juan Veroes se apropia de los pensamientos de los kukuk klaner, del apartheid surafricano de Jan Smutts y de Adolfo Hitler, para encarnar el discurso de Aristóteles – empleado contra eslavones o Ilotas- y llegar a afirmar entre otras cosas que, "los alemanes de una colonia que estaba en Venezuela son más gente que los africanos que llegaron a Venezuela en condición de esclavizados”, basado en supuestos del coloniaje y el hegemonismo más rancio colonial español, para quienes, “los africanos llegaron comercializados como artículos y herramientas que hablan y los alemanes, llegaron siendo ciudadanos”:

Leonardo Chirino, a quien Juan Veroes pretende homenajear en varios de sus artículos, debe estar retorciéndose en su tumba, pues como toda persona de Abiayala con el fenotipo negroide, tenía que ser descendiente de "esas herramientas que hablan” que menciona Veroes". Precisamente, los descendientes de esas "herramientas que hablan" según dice él, fueron quienes una vez vencieron, echaron a los franceses -que sí eran gente según se desprende de el exabrupto de Veroes- en 1804, fueron esos "haitianos hijos de las herramientas que hablan", quienes corrieron a patrocinar a Sebastián Francisco de Miranda y a Simón de la Trinidad Bolívar y Sojo, sus expediciones militares libertarias para que decretara la libertad de las personas negras, aspecto esclarecido por Hoyos Korbel en su texto Bolívar y las Negritudes.

Debo recordarle a Veroes y también a Isabel Rivas, que una descendiente venezolana "de quienes no eran gente" - como lo dice Veroes- o lo eran menos que los alemanes de la colonia en Venezuela que cita aquel en su exabrupto, llamada Hipólita, fue la aya que crió y amamantó a Simón de la Trinidad Bolívar y guió sus juegos de niño, con narraciones traídas del continente de la tierra "de las herramientas que hablan" (como las fábulas y cuentos de Tío Conejo originarias de Ghana), las cuales mezcló con las tradiciones de los dueños expoliados de la tierra de Abiayala, por parte de quienes sí eran gente, es decir los Mantuanos y demás hispanos ancestros de Simón de la Trinidad y de Sebastián Francisco.

Lo tristemente risible es que en un texto que le leo a Veroes - quien dice enorgullecerse de su negritud - se queja porque varias de sus hijas militan en la causa escuálida y se avergüenzan de la sangre negra venezolana, que quiera o no el ciudadano Veroes y quienes le secundan en su disparate, vienen del continente de Lucy la de Olduway, quien pertenece a la especie de los homosapiens que no son gente según él. Por supuesto, con un papá que se lanza ese tipo de reflexiones, es difícil que la descendencia no vaya a parar en la causa de Carmona Estanga, Carlos Ortega y su kombo.

Es bueno reconocer que al decir la ciencia que el gen de todos está ligado a África, lo hace precisamente con base en los genes de Lucy y no por ejemplo, con base en los fenicios, Wamba, godos, hurritas, iberos y otros pueblos caucásicos, arios y semitas que llegan mucho después a esa tierra y cómo, esos recién llegados para entonces no eran tan civilizados - como Juan Veroes da a entender en su perorata- no tuvieron empacho en mezclarse biológica, cultural y sexualmente- hombres y mujeres- con esa especie de homínidos que no son gente, como sucedió con la gente de la etnia del rey Juba de Mauritania o los cartagineses de Aníbal y Asdrúbal, de donde saldría siglos más tarde un negro del norte de África llamado Tarik Ibn Ziyah a conquistar la península Ibérica en el siglo VIII, dándole su nombre al estrecho que atravesó: Gibraltar de "jabal al Tarik" o piedra de Tarik.

Por supuesto que la cultura negra en Abiayala trasciende la africanidad, porque se fusionó con elementos europeos y abiayalenses o indígenas - los dueños legítimos de esta tierra- pero también es cierto que legó a esta tierra por ejemplo, Los Tambores Chimbangles, el llamadó, el tóteles, el oncóncoro, la marímbula, el ñame y la forma de cultivarlo, la forma de trabajar la minería - así Veroes diga que eran simples “herramientas que hablan”- la medicina basa en la lectura del orín, la cual según se desprende de los documentos del simposio de Medicina Alternativa reunida en Bogotá en 1982, se remonta al Antiguo Egipto de los Parawones o faraones, que no eran de esos otros pueblos no africanos, sino precisamente de esas “herramientas que hablan”, los cuales levantaron las irrepetibles pirámides que han logrado sobrevivir a las demás maravillas del mundo antiguo, como sucede con las de América hechas por los mayas.

Precisamente de la tierra de los griegos- que por supuesto sí son gente según Veroes- en la versión completa de la Ilíada, la que no han tocado los dueños de las editoriales descendientes de los mantuanos y sus demás anos, se puede leer en el texto de Homero completo que, " Y Zeus y los demás dioses del Olimpo, viajaban atravesando el anchuroso ponto, para hablar con los hombres sabios del país de los etíopes"(el subrayado es mío). Le recuerdo a Isabel y a Veroes que mira a los africanos como expresión de animalidad y de cosas, que Etíope en lengua griega, significa "cara quemada", piel oscura, es decir, la piel que identifica como bandera a "quienes no son gente".

Imagínense, los griegos de la época-que sí eran gente según Veroes y sus seguidores de exabruptos- consideraban tan sabios a la "gente que no es gente" que sus dioses comandados por Zeus, el rubicundo piel de leche, tenían que ir a visitarlos, no al revés, como muy seguramente piensa Veroes. Eso se explica porque hasta entonces, los griegos todavía no se habían apropiado de la Matemática, ni de la geometría ni de las metafísica de Memphis, Tebas y demás ciudades del antiguo egipcio, que ellos si le reconocieron a los "rostros quemados".

Justamente los griegos - incluyendo a los rubios o catires romanos - adoraban como a un Dios a Imhotep, el hombre de la especie de quienes eran "herramientas que hablan", quien fue el escritor del primer tratado de medicina, arquitectura y matemáticas, que luego los europeos del renacimiento y del enciclopedismo preparando justificaciones para la esclavización, dieron en atribuir a los griegos para argumentar, como lo hace el eje USA/OTÁN con Libia - no por casualidad ubicada en el norte de África- eso que están preparando también contra Venezuela y que se conoce como guerras "justas de conquista y sometimiento", bendecida por los Baltasar Porras, Barak Obama, Sarkozy y Urosa Sabino de la época.

Iván Van Sertima, profesor en universidades como Howard y Harvard, quien hizo importantes trabajos arqueológicos en zonas de norte América, Antillas y Brasil, logró demostrar cómo antes que un "gente" como Cristóbal Colón, llegara a Abiayala y detonara el mayor genocidio intercontinental de la primera globalización en los albores de la modernidad, egipcios y mandingas estuvieron en Abiayala o América, comerciando con los nativos de Guhananí, incluso estuvieron los mandingas en territorio de las pampas de Brasil, Argentina y Paraguay, según se desprende de los trabajos de Iván Van Sertima en los antiquísimos archivos de la Madraza de Sankoré en Tombuctú Malí, de donde logró identificar como en ese país se acostumbraba comer granos que sólo existen en estas tierras de América.

Antes que la gente de Europa tuviera universidad, Tombuctú en Malí, tuvo como parte del mundo musulmán, universidad; fíjense en esa tierra que según Veroes, está habitada por "herramientas que hablan". Por esa universidad se paseaban los profesores eminentes de la época como Al Juarismi - el papá del algoritmo- o Ibn Arroes: antes que Harvard se inventara el cuento de los profesores itinerantes, ya el mundo musulmán lo hacía entre Bagdad, el reino de Malí y el califato de Córdoba, entre otras. Las universidades no son inventos de "la gente blanca", surgen en el mundo musulmán, donde “las herramientas que hablan”, siguen teniendo peso, porque en ese mundo, tal vez por no ser tan civilizados, no le paran bola ni al pigmento, ni a la textura del cabello, a la hora de reconocer al fiel al islam.

Los Olmecas, los padres científicos y culturales de los mayas de Centroamérica, dejaron unas esculturas que datan del 1500 AC en Copán, Las Ventas y el Petén, cuyos rasgos físicos corresponden a las "herramientas que hablan". Algunos arqueólogos racistas, trataron de decir, que esos negros inmensos y su estatuaria minimalista, eran los sirvientes de los fenicios. Pero allí no se han hallado caracteres fenicios de la época, y por si fuera poco, los fenicios se habían mezclado hace rato, con "los rostros quemados o etíopes" y también adoraban dioses negros, por cierto no de esa "negrolandia" que Veroes y Palacios, tercamente tratan de situar en un lugar distinto a África, sino precisamente de la tierra de los faraones primigenios, que no eran blanquitos como los muestra Hollywood.

Ahora, una cosa es que los negros que estamos en Colombia, Venezuela, Cuba, Brasil y demás lugares de Abiyala no seamos africanos, ni mucho menos el producto de una colonia pura, como la alemana que sí considera Veroes digna de ser venezolana, pero otra cosa es negar con una ignorancia supina y sin argumentos, que esa negritud carezca de lazo alguno con África. Todas las herencias que nos conforman, merecen respeto, consideración, así vengan de donde vengan.

Yo entiendo que los escuálidos y los pitiyanquis nieguen eso, que ellos no acepten precisamente a Chávez por ser un zambo de sabaneta, ni muchos menos acepten a los independentistas de su patria, pero otra cosa es que una persona que se dice revolucionaria y bolivariana, les preste sus discursos, fobias y prejuicios para venir a recitar el discurso más racista, digno de Hitler o del Apartheid. Tampoco entiendo la euforia de la seguidora de Veroes, la señorita Palacios, cuando esgrime un fallo judicial dudoso en sus motivaciones, pues es emanado por un tribunal que en los hechos de Abril de 2002 (11, 12, 13 y 14) consideró que no había habido golpe de estado, ni rebelión, porque el presidente Chávez, todo el tiempo estuvo rodeado de "militares preñados de buenas intenciones": ese fallo se inscribe en actuaciones como las de la jueza Afiuni y está enmarcada dentro de las directrices judiciales para la guerra de cuarta generación de la CIA/USAID.

Eso se comprende un poco, porque los libros en Venezuela como en Colombia y las demás partes de este país, los diseñaron personajes como Luís López de Meza, Arturo Uslar Pietri y su kombo, discurso que durante 200 años de escuela eurocéntrica ha calado tanto que la gente sin empacho se llama "latina", sin saber de dónde vino ese gentilicio racista, emanado de las élites mantuanas de nuestros países, a las cuales y lo cual, tanto combatió Simón Rodríguez; los mismos que se opusieron al proyecto de abolición esclavista de Bolívar - como Páez, Santander, Montilla- los mismos que instigaron los fusilamientos de Piar y de Padilla; gentilicio que nació excluyente y sirve para que los descendientes de las "piezas de indias", se escuden para negar al abuelo y la abuela negra.

Yo quisiera terminar con unos interrogantes: ¿Es ético que los revolucionarios y los bolivarianos dentro de ese continente, le presten el discurso a los pitiyanquis y escuálidos para justificar lo injustificable? ¿Es justo que a Venezuela asediada por tantos embates colonialistas e imperiales por todos lados, quienes se dicen sus hijos más conscientes, recurran a argumentos hitlerianos para generar nuevos focos de conflictos? ¿Es racional, que un revolucionario fomente el divisionismo con fobias y no con razones? Estas preguntas las hago, porque al ver a personas comprometidas con este proyecto como Carlés, Nicolás Rivera, Vanesa Davies, reivindicando las causas de Sabino y de las milicias que tanto atacan por CNN, me parece un exabrupto, que personas que se dicen revolucionarias, acudan al discurso y los fines de la USAID, bandera que tanto aman los escuálidos.

Cierro con una advertencia: me he referido a los argumentos planteados por Veroes y su seguidora Palacios, como exabruptos, despropósitos y descabellados, porque no existen en la lengua castellana que nos tocó heredar a punta de espada, crucifijos alienantes y no libertarios, persecuciones y genocidios, otras herramientas semánticas para calificar tales argumentos pseudocientíficos, hartamente revaluados por las ciencias sociales contemporáneas. Espero argumentos y no insultos, porque en lugar de ello he planteado pruebas bibliográficas y razonamientos evitando la fobia, esa que sí duele, cuando la rabia desplaza a la razón al opinar, con tufaradas de odio que dan a entender que el escualidismo penetró a muchos que se dicen revolucionarios.

Los textos sobre aportes afrovenezolanos vienen de la obra de Juan Pablo Sojo Rengifo. Los demás vienen de los trabajos de Iván Van Sertima, Jaime Arocha e Ian Isidoro Smart, de quien aporto un texto sobre varios aspectos de los que he citado, en un muy bien argumentado ensayo sobre el tema expuesto en un foro de CARICOM. De la misma manera, aporto un material de los que he ido trabajando en los talleres sobre herencia africana en América, en el marco de los procesos etnoeducativos afrocolombianos que oriento en Colombia.

Mi llamado a la razón y no a la rabia, a la nacionalidad y no a comprar estrategias de la guerra de cuarta generación de la CIA, que intenta crear conflictos a partir de lo padecido en casa por cuenta de Malcom X y Martin Luther King y por supuesto: somos colombianos, los otros serán de la nacionalidad que tengan, pero si tienen la piel y los rasgos negroides, por mucho que pataleen, son afrodescendientes, productos de un mestizaje que fue violento, pero que estamos llamados a superar en sus fobias de autonegación, con la fuerza de la razón.

Nicolás Ramón Contreras Hernández.
CC.92.226.628 de Tolú- Sucre, Ciudadano afrodescendiente independentista de la región Caribe en la República de Colombia.
RED INDEPENDENTISTA DEL CARIBE.

PD. Invito a leer primero el agregado sobre Los venezolanos no somos africanos, para que vean el porqué de mi insistencia con el exabrupto centrista de Aristóteles, según el cual los esclavos eran herramientas que hablan. Lo que no sabe Verroes, es que Artitóteles no se refería a africanos sino a los eslavos, eslovenos o nativos de eslabonia, los rubios y lacios a quienes los griegos llamana ilotas y los romanos, eslavos o schiavi.

2 comentarios:

  1. HERMANO: Que hayas usado tanto talento que tienes para rebatir la frase de Aristóteles: "Los esclavos son herramientas que hablan" y descargar tantos epítetos contra mi, me parece una sin razon. Dedícasela a él. Si llegas a leer esta nota, te confieso que es hoy: 13/05/2016 que la encontré por casualidad. te invito a visitar mi blog: patrianega.blogspot.com Te confieso que tu trabajo es muy bueno, pero no soy llamado a polemizar con mi gente. Yo se quien es mi enemigo histórico y de clase.

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