domingo, 10 de abril de 2011

EL VADERISMO DE HÉCTOR ABAD Y SUS ADLÁTERES IDEOLÓGICO​S

Por: Nicolás Ramón Contreras Hernández

La fábula implícita en la Guerra las Galaxias con el personaje de Darth Vader - el señor del Sith- nos permite dimensionar semántica y semióticamente, los cambios bruscos de ideología y por ende de ontología, de personajes como Héctor Abad Facio Lince, Mario Vargas Llosa, Plinio Apuleyo Mendoza o Isabel Allende, la hija del presidente chileno de izquierda, asesinado por la ultraderecha pinochetista que vuelve al poder con Sebastián Piñera, en un golpe de estado por cierto, financiado, asesorado y coejecutado por el gobierno de USA, en la época de Kissinger, Nixon, todo ellos azuzados por la ITT, corporación de las comunicaciones que estuvo liderando diversas medidas desde antes de 1972, para evitar por cualquier medio la presidencia del asesinado líder Chileno.

Así como el Darth Vader deserta de la causa de los caballeros Jedi, los guardianes espirituales y militares de la república, para unirse a los sueños imperiales del senador Palpatine hasta convertirse en una dictadura galáctica, Plinio, Héctor y demás renegados, dan un giro de 180 grados, pasando de ser defensores de la democracia con equidad y justicia social, a fanáticos aprendices - o Padawanes- de la ideología imperial y su estilo de democracia neoliberal representativa, donde los cabilderos o lobistas de grandes capitales multinacionales, cabalgando en los corceles de las privatizaciones, la especulación de Wall Street y el bombardeó a toda forma de integración o anfictionía al sur del Río Bravo, sin la autorización y supervigilancia de Washington, enriquecen a unos pocos a costa de la miseria de las grandes mayorías.

Así como Plinio fue el Padawan de Carlos Alberto Montaner- terrorista confeso -ahora Héctor Abad Facio Lince, tiene en su gran maestro del lado oscuro imperial a Mario Vargas Llosa. Pero allí no paran las coincidencias: ambos en sus primeros inicios militaron en causas sociales y escribieron obras de importancia literaria y social, como La Ciudad y los Perros y Angosta, en donde denuncian los abusos del poder y la exclusión; los dos escritores también, en un momento de sus carreras literarias inducidos muy seguramente, por la concentración de los medios, la caída del muro de Berlín, la hegemonía unipolar y su impacto en las premiaciones literarias, pasaron a abrazar causas del consenso de Washington y los designios de "democracia" para multimillonarios del foro de Davos, sin escatimar en expresiones racistas.

Vargas Llosa llamaría "socialismo de alpargata" a los movimientos sociales y políticos anti hegemónicos que al sur del Río Bravo, desde expresiones de izquierda lograron acabar - según The Economist- con la infamante condición de "patio trasero de USA", liderados por presidentes como Hugo Chávez, Evo Morales, Néstor Kirchner o Lula Da Silva, movimiento independentista que hoy avanza con agremiaciones multiestatales como Telesur, Unasur o Alba, soportando muchas veces diversidad de acusaciones por parte del ahora súbdito español, quien en tono de burla predica derechos hegemónicos de Europa y Norte América, las privatizaciones y los señala de atacar las libertades públicas, entendidas como el derecho al monopolio privado absoluto de empresarios de medios como Clarín o El Mercurio, los cuales lograron prerrogativas antidemocráticas de la mano de las dictaduras del cono sur, patrocinados por el USA gobierno y su tenebrosa Escuela de- rufianes- de las Américas.

Por eso su padawan Héctor Abad Facio Lince, para no quedarse atrás de su maestro, quien ha dedicado varios de sus escritos contra los movimientos indigenistas y afrodescendientes tan molestos al nuevo aristócrata español, decidió meterse en la polémica desatada por el oportunismo de Marta Amor contra la beca otorgada a la etnoeducadora Rudelcy Cimarra Obeso, atacando los escasos espacios de participación para los grupos afrocolombianos e indígenas con dos de sus escritos: Certificado de negro y Blancos, negros y aindiados. Y para ello no escatima estrambóticas comparaciones, como las empleadas en su momento por Plinio Apuleyo Mendoza, otro de los grandes señores de este fascismo clásico unas veces, light otras, pero fascismo a fin de cuentas:

Mientras Plinio Apuleyo al referirse a los paramilitares y militares presos por los escándalos del uribismo, vencidos en juicios plenos de garantías y remitidos a cárceles, muchas veces devenidas en auténticos resorts, se atrevió a denunciar que había un campo de concentración - Auschwitz-creado por jueces aliados de la guerrilla comunista; Héctor Abad Facio Lince por su parte, también decide comparar los escasos recursos y espacios obtenidos tras muchos esfuerzos, manifestaciones y luchas, por afrodescendientes e indígenas, con el racismo de los arios en la época hitleriana o los ahora privilegios del sionismo, tan fuerte que unos simples chistes de copas, le valieron al diseñador John Galeano de la Casa Versace, el puesto y unos días de cárcel con trabajo social obligatorio reparativo en Francia.

Contagiado de la soberbia del nuevo aristócrata Nobel, Héctor Abad no escatima descalificaciones contra académicos respetables que lo refutan, como Jaime Arocha o Rodrigo Uprimy en su segundo artículo – Negros, Blancuzcos, Aindiados- a quienes les responde con estas palabras: Yo me temo que aquí hay demasiados académicos que, basados en los escritos teóricos de los gringos, o en su turismo surafricano, nos imponen categorías que no funcionan bien en un país de negroides, blancuzcos y aindiados. Y como todo buen padawan, a falta de argumentos inteligentes no queda otro que recurrir al viejo paradigma del mestizaje blanqueador de Luís López de Meza y Laureano Gómez:

Pero me parece que lo que más sirve para alcanzar una sociedad no racista es celebrar lo que los racistas (de cualquier color) más detestan: la mezcla, los matrimonios mixtos, interraciales. Cuando el negro ama a la blanca, cuando la negra ama al indio y la india al blanco, todos los remilgos, las suspicacias y todas las repulsiones más o menos instintivas que vienen con el aparato cognitivo humano, tienden a desaparecer. Esa mezcla se llama mestizaje. Lamentablemente para este padawan, la fórmula del “mestizaje”, lleva más de 500 años en toda América y ha sido tan inservible, que la serie Grey’s Anatomys, programada en Colombia como A corazón Abierto, decidió excluir actores afrodescendientes, a pesar del programa original, lo cual fue defendido con argumentos de Fernando Gaitán, a la altura de este racismo light:

No, en este país no hay racismo, lo que pasa es que en Colombia y en Latinoamérica, en el sector médico las “personas de color” se ven muy poco. En RCN, promovemos el talento de este tipo de actores con roles de policías, músicos. Sería bueno recordarle a Héctor Abad Facio Lince, que se atrevió a decir en su texto que, estos tales certificados raciales —de indígena, de afrodescendiente, de ariodescendiente si lo hubiera— lo que generan es unas mafias que se aprovechan de mecanismos estatales de “acción afirmativa”, y los canalizan hacia una propia clientela de parientes y amigos, que gracias a estas becas, un gran número de personas en municipios de las costas Caribe y Pacífica, que jamás hubiesen estudiado en la universidad, hoy no serían profesionales como mi esposa Gilma Cassiani.

No se trata de mafias como dice Héctor Abad, se trata de líderes como Emerson de Arco, Dorina Hernández o Juan de Dios Mosquera, que han abierto espacios que han permitido al país contar nuevos profesionales que hoy brindan sus servicios profesionales en diversos lugares de la geografía nacional. Sería bueno que Abad comparara las cuentas personales de estos personajes con la cuenta por ejemplo, de Vargas Llosa o los grandes depredadores de las finanzas del estado, como los gestores de grandes proyectos latifundistas como Agrochanchullo seguro o Carimagua.

Precisamente este tipo de proyectos latifundistas y mineros, son los que el gobierno de Juan Manuel Santos pretende pasar en su nuevo Plan Nacional de Desarrollo para la “Prosperidad”, por supuesto no para indígenas y afrodescendientes, cuyo derecho a consulta previa desaparecerá para dar paso a grandes proyectos mineros que ponen en peligro la supervivencia de ciudades como Bucaramanga, si por esa puerta se le da la nueva oportunidad que ahora acaba perder por ejemplo, el proyecto de la Grey Star combatido por Robledo, Serpa y varios líderes sociales, mal vistos por su maestro ex peruano.

Podemos definir entonces a este vaderismo mediático, como ese racismo light globalizado de Héctor Abad y sus adláteres, el mismo que ha guardado un silencio cómplice contra las verdaderas mafias que expolian al estado colombiano o legitiman inconstitucionales acuerdos como el de las bases militares de USA, en donde no sólo se garantizan derechos de inmunidad e impunidad para los marines y mercenarios, sino que se someten a los colombianos a la condición de ciudadanos de segunda categoría en su mismo suelo patrio. Todo este nuevo racimos trivializado, como lo llama en una columna homónima por el profesor Jaime Arocha, al igual que Darth Vader contra la república, arremete contra la constitución porque no soportan, que a diferencia de los grandes monopolios, los menos favorecidos puedan ser reparados en algo por el estado. Y todo por una visa USA/U.E o por un premio literario en dinero y fama, como Yoani Sánchez.

Por: Nicolás Ramón Contreras Hernández.
CC.92.226.628 de Tolú- Sucre. Ciudadano afrodescendiente independentista de la Región Caribe en la República de Colombia.

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